«Situado en terreno desigual y a una legua escasa del río Júcar; su clima es templado, combatido por los vientos de Este y Oeste, propenso a catarros y pulmonías. Consta de 350 casas, entre las que se encuentran dos hermosas construcciones, la llamada Palacio y la del señor Urionagoena, distribuidas en 16 calles y dos plazas. Fuera de la población hay una fuente (fuente del Piojo),a la salida para Talayuelas, de buenas aguas, de la cual se surte el vecindario. Limita al Norte con Albaladejo, al Este con Valera, al Sur con Honrubia y al Oeste con Villaverde. El terreno es desigual y bastante productivo, principalmente la parte de la vega, en la que se ven algunas alamedas de olmos negros. Producción: trigo, centeno, cebada, vino, aceite y algunas legumbres. Se cría ganado lanar y algún cabrío. Industria: dos molinos de aceite. Población: 348 vecinos; 1774 almas.
Esta villa fue erigida cabeza de condado al que dio nombre, corriendo unido al de Mora y marquesado de Valdecarrasco …»

(Datos tomados del Diccionario Geográfico-Estadístico Histórico de España y sus posesiones de ultramar, de Pascual Madoz, editado entre 1845 y 1850).

Los orígenes de la Villa

La historia de la villa de Valverde de Júcar además de amplia y extensa es complicada y difícil.
Amplia y extensa porque son muchísimos y de diferente índole los vestigios que se han encontrado en la población y en los alrededores. Hornos, tumbas íberas y celtas, construcciones y panteones romanos, enseres y utensilios visigodos y árabes, etc., salpican la geografía local en una radio no superior a los ocho kilómetros.
Complicada y difícil porque la documentación manuscrita existente es muy escasa, y la impresa, casi nula. Los sucesivos conflictos bélicos: guerra de la Independencia, Carlista y Civil del 36-39; arrasaron con los archivos municipal y eclesiástico, además de uno particular perteneciente a la familia de los Vallbona.
Los orígenes de Valverde se pierden en el tiempo, siendo casi imposible fechar su nacimiento como núcleo de población activa y asentada definitivamente.
Olcades y Lobetanos se asentaron en las márgenes del río Júcar a lo largo de su recorrido por la provincia de Cuenca. En puntos cercanos a la villa se han encontrado restos de pequeños núcleos de población, como hornos, cerámicas y construcciones funerarias fechadas como hispano-prerromanas.
Las «Torcas», «Isla de Aquilino», «Las Huesas», «San Marcos», etc…, son parajes valverdeños que un día fueron habitados por gentes de estas bravas tribus, cometidas por Aníbal hacia el año 221 a. de C.
En el paraje conocido como «Los Yesares» se encuentran los indicios de un poblamiento ibérico de escaso número de habitantes. Los materiales de piedra trabajada y las formas y decoraciones de la cerámica allí encontrada, permiten fechar la vida de este núcleo pequeño de población hacia el año 3000 a. de C.
En el cerro de «San Marcos» se encuentran abundantes cascotes de cerámica correspondiente a recipientes zoomórficos, decorados en ocre y rojo, con semicircunferencias y bandas paralelas. Los trozos mayores que se han podido recomponer muestran recipientes de líquidos y gramíneas y algún que otro vaso funerario.
No es raro encontrar allí, en niveles más someros, la terra sigilara y pavimentación romana. Posible castro romano, atalaya de vigilancia en defensa de la monumental Valeria.
El cerro de «Las Torcas», en su parte Sur, aloja bastantes sepulturas celtas, que nos manifiestan la mentalidad religiosa de aquel pueblo con respecto al culto de los muertos.
Molinos romanos -río Júcar abajo desde «La Venta»- y trozos de calzadas secundarias , que en su día atravesaron el Júcar y el Gritos, con sus puentes de más o menos importancia y obra, como Puente Canto, Puente Chumillas, El Castellar y Puente Palomero, son algunas de las obras civiles de esta época que pueblan la comarca valverdeña.
Las tierras de labranza de «Cañada el Tejar» guardaban con sumo secreto una estela funeraria en forma de díptico, compuesto por un bloque de piedra labrado por una de sus caras y que tiene -muy deteriorada- la siguiente inscripción:

C..P. PAM – H … UN … – ANNI XXX – H.S.E. – CIVITATIS MATRI PIAE – S.T.T.L.
"A Caia Primigenia, de 80 años de edad. Está enterrada aquí. Caio Vital dedica a
su piadosa madre este recuerdo. Que la tierra le sea leve."
C.P. … – … VN – ANNI XX – H.S.E. – CIVITATIS PATRI – S.T.T.L.
"A Terentio Quartio, de 70 años de edad. Está enterrado aquí. Caio Vital dedica a
su padre este recuerdo. Que la tierra no te oprima."

A juzgar por el tipo de letra y por la decoración misma, cabría atribuirle a esta lápida funeraria una datación posterior al siglo II d. de C.

Pero si Valverde ofrece una apasionante historia antes y durante la época romana, sin duda alguna su mayor atractivo histórico se enmarca en los siglos correspondientes a la Edad Media.
El actual enclave de Valverde de Júcar se originó a partir de la tercera etapa repoblativa de la provincia conquense, es decir, la comprendida entre los años 1177 y 1200 en que prácticamente quedó repoblado por los cristianos todo el sureste de nuestra actual provincia.
De este modo, tras la conquista de Alarcón, llevada a cabo en 1184 por don Pedro Gutiérrez de Cevallos, los cristianos se fueron instalando por todo su territorio surgiendo nuevas aldeas, cuyo topónimo romance identificaba su fundación: Honrubia (la fuente rubia), Hontecillas (las fuentecillas), Torrubia (torre rubia), Valverde (valleverde), etc., etc.

Uno de los caballeros más esforzados durante la conquista de la fortaleza de Alarcón fue don Fernán Martínez de Cevallos, que fue recompensado por sus méritos durante el asedio con diversos privilegios y donaciones, entre las que se halló el territorio de Valverde, puesto que dependía de Alarcón. Incluso se le permitió trocar su apellido de Cevallos por el de Alarcón, siendo reconocido
por sus descendientes como el abuelo fundador del linaje y, posteriormente, del señorío de Valverde, según documento de fundación del Mayorazgo de la familia Alarcón. Su cuerpo, que estaba enterrado en la antigua iglesia de San Juan de Alarcón, fue trasladado a Valverde inhumándolo en la Capilla Mayor, fundada por don Jorge Ruiz de Alarcón como así consta en su testamento, dado el 23 de Enero de 1581, ante Pedro Ruiz, escribano de Valverde.
Por lo tanto, el actual pueblo de Valverde de Júcar surgió a partir de la toma de Alarcón por las tropas cristianas (1184) y durante la repoblación de su territorio, en la que los cristianos, procedentes en su mayoría de las montañas de Cantabria, se fueron instalando en los lugares más fértiles que encontraron a su paso, hallando aquí un excelente e idóneo lugar ubicado junto a la vega de los ríos Gritos y Júcar que llamaron Vall Verde, en donde fundaron una aldea a la que en época posterior añadieron el sobrenombre de Júcar, para diferenciarla de otras poblaciones con el mismo nombre.

Señorío de Valverde. Época Feudal

Consolidada la aldea originaria como núcleo de población estable, fue el sistema feudal, y dentro de él la condición de Señorío, lo que transformó de manera categórica, la identidad del pueblo y sus habitantes.
Valverde corresponde a la primera época de la formación de los señoríos, cuando a modo de compensación eran donaciones que el rey hacía como pago por los servicios prestados en la Reconquista.
Un señorío daba al titular plenos poderes en su jurisdicción. En estos momentos las estructuras socio-políticas y económicas se ajustan a modelos feudales, con lazos de dependencia personal como factor primordial. En ocasiones el rey concedía carta de inmunidad al propietario de grandes extensiones, pasando a ser un sucedáneo del monarca, pues percibía los tributos fiscales, administraba justicia dentro del dominio, estaba encargado de la policía de sus tierras
inmunes y nombraba funcionarios. Elevaba así al propietario a la categoría de Señor, y todos los individuos que habitaban en su jurisdicción dependían de él en todos los actos de su vida.
A cambio, el Señor, vasallo del rey, le prestaba acto de homenaje y quedaba a su servicio cuando lo necesitase.
En otras ocasiones, el rey concedía tierras en propiedad y jurisdicción señorial en una determinada demarcación. Este parece ser el caso del Señorío de Valverde.
La historia comienza con la conquista de Alarcón, como antes se ha mencionado, por Hernán Martínez de Cevallos, que desde entonces adopta el apellido geográfico de Alarcón, siendo heredado por toda su descendencia. Él es nombrado Alcaide del castillo y la villa se organiza en Concejo.
Poco después, el concejo de Alarcón hace donación de la villa de Valverde a la familia de los Cevallos, constituyéndose en Señorío el año 1325, siendo el primer Señor de Valverde: Fernán Ruiz de Alarcón.